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Dos años sin tomar alcohol o tres meses de cárcel. Ante un atónito juez, un joven de Nueva Zelanda pidió que mejor lo metieran preso. 

Se trata de Milo Wild, de 22 años y quien noviembre pasado resultó convicto por conducta desordenada y exposiciones deshonestas, cometidas mientras estaba ebrio. Sus delitos incluían lanzar orines a los guardabosques de un parque nacional neozelandés, según NT News.

Entonces recibió una sentencia suspendida que le permitía permanecer en libertad, en vez de los 90 días de cárcel impuestos, si cumplía con una serie de condiciones que incluyen no beber alcohol por 24 meses y tomar cursos de modificación de conducta.

Pero el sábado pasado, Wild fue sorprendido consumiendo bebidas embriagantes como si nada con sus amigos en un bar y, al ser confrontado por la policía, profirió palabras soeces.

De regreso ante el juez, su abogada insistió en que su cliente prefería ir a la cárcel, porque la condición de no beber lo tenía deprimido y aislado de sus amistades.

El argumento no convenció al juez John Neill, quien se expresó asombrado pero, seún medios locales, no le concedió su deseo.